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Sobrarbe cuidadora de las emociones: 6ª Semana: Cuerpo y emociones


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¿Qué señales me manda el cuerpo acerca de cómo estoy? Piensa en las veces que hayas sentido que el cuerpo te está dando un aviso sobre algo emocional. A menudo, el cuerpo manda señales acerca de nuestro estado. Hablamos con alguien y tenemos sensaciones en el cuerpo; rechazo, agrado, tensión, ansiedad, miedo…

El cuerpo, esa amalgama de músculos, nervios, huesos, tendones… Ahí mismo se acumulan los disgustos, las alegrías, los golpes, las caídas, los nervios, la calma, y es donde alberga todo y se manifiesta. Es importante concebir el cuerpo no como un transporte sino como una esencia. Somos un cuerpo que decidimos cuidar o descuidar, atender o desatender.


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Cierto es que si tenemos las sensaciones dormidas poco podemos detectar, vamos más con el automático mental y el cuerpo se seda, hasta que se satura, y entonces el cuerpo protesta y pide atención a través de algún síntoma. ¿Te suena?
A veces estamos tan desconectados de nuestras necesidades físicas y emocionales que el cuerpo reacciona, con ansiedad, con contracturas, con enfermedades. Tal y como el dolor físico se expresa en el cuerpo, el dolor emocional también se canaliza a través.
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Debido a la creencia que hay algunas emociones no "aptas" socialmente, han podido enseñarnos desde pequeños a reprimirlas corporalmente, con frases del estilo; "no llores", "ya basta", "no es para tanto", "tienes que aguantarte y superarlo", "eres fuerte, no llores", "las/os niños/as mayores no lloran". Para detener una emoción hay que hacer un gran esfuerzo corporal para revertir los impulsos que vienen de forma natural, y bloquearla, con la tensión física que conlleva y el agotamiento. Con los años, el cuerpo se acostumbra a reprimir, pero repercute en otros aspectos del funcionamiento corporal.

Por dar algunos ejemplos, sobre emociones enquistadas en el cuerpo; una tristeza no expresada, como el no haber podido llorar la muerte de un ser querido y no haber podido compartir el dolor, puede convertirse en un peso para nuestro cuerpo. Si, en cambio, nos molestan a diario aspectos con nuestra pareja, y reprimimos el enfado, no comunicándolo este se puede quedar enjaulado en el estómago, o manifestándose con dolores de cabeza. El miedo también puede bloquearnos y paralizarnos el cuerpo en momentos determinados.


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Existen métodos para conectar con nuestro cuerpo; actividades que calman y ayudan a detectar sensaciones, como el yoga y la meditación, y otras actividades más enérgicas que sirven para despertar, activar y energizar el cuerpo, como el baile o el deporte. Todas ellas nos pueden ayudar a canalizar las emociones a través del movimiento, de la observación de las sensaciones. ¿Qué tipo de actividad necesita tu cuerpo?


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Un sencillo ejercicio que puedes hacer es:
Escuchar el cuerpo, preguntarte: ¿cómo está mi cuerpo? Notar la temperatura, las tensiones, las partes líquidas, las partes sólidas, observar tu cuerpo de derecha a izquierda, de frente a atrás, de arriba abajo.
Preguntarte, qué puede querer, ¿movimiento o quietud? O tal vez desee sentir, ¿tristeza, cansancio, alegría, tranquilidad, atascamiento, nervios…?
Sé consciente de la sensación y siéntela, está ahí para algo. Acepta y cuida esa sensación. Puedes poner la mano encima de la sensación que hayas encontrado y hacer algunas respiraciones. No hace falta que esa sensación desaparezca, está bien ahí. Nota si con toda esta observación algo cambia, de forma, de intensidad, si se mueve. Seguro que descubres algo interesante.
Tu cuerpo es sabio, sabrá regularse si le das atención, cariño y respeto. Si aprendemos a gestionar nuestras emociones de una manera saludable, podremos llegar a escuchar esas señales que nos manda el cuerpo, para poder poner remedio y que no se conviertan en algo crónico.


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